lunes, 23 de diciembre de 2013

Y sí, gente, sigo viva. Solo que con el tema exámenes (y también parte de mi despiste, seamos sinceros) se me había olvidado un poquito el blog :) Pero ahora os voy a dejar un extracto de mi nuevo proyecto de novela :D

Proyecto Libertad
 
Amber cogió la mochila y, enfadada salió del recinto. Oyó los gritos de Leila y Daniel pero siguió corriendo hacia el bosque que quedaba sobre la colina más alta de la ciudad y escaló a uno de los árboles. Sacó sus auriculares y su reproductor de música y puso sus canciones favoritas. Llegó un momento en el que no aguantó más y se puso a llorar. Gritó, sollozó y maldijo a la sociedad y a todos los que la aceptaban en silencio. Estaba harta, harta de luchar por lo que le importaba, pero que nadie la apoyase. Ella valía más que todos ellos, ella no era una plantilla ni una réplica. Pero... ¿realmente merecía la pena sufrir tanto por unos ideales? Ella así lo creía. Una persona se basa en sus ideas, en su manera de defenderlas y de llevarlas a cabo... por eso, para ella, lo que había a su alrededor no eran personas. Eran seres, sin llegar a ser humanos. Todos tenían los mismos ideales, recortados según las directrices de unos superiores. ¿Qué sentido tiene una vida en la que no te dejan expresar tu opinión? Una vida en la que si eres diferente mereces el desprecio de todas las personas que te rodean. Ella creía que no tenía ninguno. Según lo que ella creía su vida no tenía sentido. Y si no tiene sentido... ¿por que seguir viva? Por esa razón, ella luchaba cada día por buscarle una razón a su existencia. Y la encontraba en las palabras que su abuelo le dijo tiempo atrás. “Moverás el mundo, cambiarás la sociedad. Eres diferente. Tienes algo. Quizás en los ojos, quizás en el espíritu... pero no eres como ellos. Crece, sigue adelante y, entonces, descubrirás qué podrás hacer. Mientras tanto, no dejes que ellos cambien la luz de tu mirada”. Eso fue lo que la movió para ser como era. Por eso, ella creía que era más que ellos.




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