Simplemente otro lugar en el mundo. ¿La diferencia? Esto gira alrededor de las palabras.
martes, 10 de junio de 2014
Madurar.
Madurar no es no volver a cometer errores, es cometerlos, admitirlos, mirarlos y no avergonzarte de ellos, sino aprender. Madurar no es encontrar un grupo, sino no ser parte de uno y saber que está bien. Es comprender que da igual no tener la mayor cantidad de amigos, que es mejor que los que estén a tu alrededor de aprecien por cómo eres y no por cómo te camuflas en la sociedad. ¿De qué sirve disfrazarse, cambiar tu personalidad solo para encajar entre personas que no te quieren por ser tú? ¿Qué te da pertenecer al grupo más interesante? Nada. Madurar es comprender eso. Es mirar a la cara a las personas que te hicieron daño y no sentir nada en absoluto, es olvidarse de todo lo malo que alguna vez te hicieron y que queden en un simple pasado del que no hay que avergonzarse, pero al que tampoco hay que dejar que se convierta en un presente que vuelva a asfixiarte como hizo en su momento. Madurar es sonreírle a la vida aunque te golpee e intente arrojarte al suelo una y otra vez. Es levantarte con más fuerza por cada vez que te caes y mirar al que te tiró con una sonrisa en la cara. Madurar es, simplemente, enfrentarte a la vida y todo lo que pueda traerte sin darte nunca por vencido.
sábado, 7 de junio de 2014
Si encontrara el amor en los cofres...
Bueno, venga, podéis matarme, pero solo un poquito. Siento no haberme pasado antes, pero es que me han pasado muchas cosas, algo así como... ¡ser la primera en relatos cortos de mi ciudad y de las cinco mejores de la comunidad autónoma!
Si encontrara el amor en los cofres...
Si esto es lo que dejo atrás, ¿de veras debo hacerlo? Olvidarme de todo lo que he sido y soy hasta ahora. ¿Todo por la promesa de fortuna? Una figura me saluda desde tierra y sé que ya no hay vuelta atrás, he decidido marchar y lo haré.
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La chica observa como la persona a la que más quiere en este mundo marcha. Marcha con la promesa de fortuna, de tesoros y riqueza. Parte con la promesa de una vida nueva. Sin pobreza, ni necesidad de trabajar. Pero con un caro precio. A la hora de verdad su chico había demostrado que prefería la riqueza a su amor. "Allá él" le habían dicho sus amigas. Pero a ella le duele. Echa a correr, dejando atrás la silueta del barco.
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La figura desaparece y sabe que si quiere volver atrás, ahora es el momento. Se quita la camisa y los zapatos y salta de la cubierta del barco. Echa a nadar y pronto llega a tierra y ahí comienza a correr. Cuando alcanza a la chica que buscaba, la coge entre sus brazos y deposita en sus labios un suave beso. La chica responde con una exclamación de sorpresa, que pronto se convierte en un llanto de alegría.
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