domingo, 13 de octubre de 2013

Bueno, aquí vengo con otro trocito chiquitito de la historia :) Gracias por los comentarios *___*

Capítulo I
 [De un proyecto y un mimo]
 [19 de febrero de 2012]
-¡Espere! ¡Espere, por favor!

Corrí hacia el profesor que me daba Historia del Arte en el Studio Berçot de París.

-Señorita Delevigne, me temo que llega un poco tarde para entregar su proyecto, ¿me equivoco?

-Yo... verá... por favor...-hice un esfuerzo por no jadear y poder ponerme recta para mirarle a los ojos- tenía el trabajo terminado- mentí- pero no pude entregárselo antes porque el ordenador no me dejaba imprimirlo- otra mentira. Esbocé una sonrisa de niña buena.

El profesor me examinó y, pasados unos segundos, asintió lentamente. El corazón me dio un vuelco de alivio.

-Pero esto no debe de servir de precedente.

-No, y disculpe mucho las molestias.

Me di la vuelta y me alejé de la Universidad. No tardé en sacar el móvil y mandarle un mensaje a Pam para quedar a las siete en la plaza de enfrente de mi casa. Su contestación no se hizo esperar. Efectivamente, podía. Fui a mi casa a cambiarme y me puse un jersey granate con unos vaqueros y unas botas. Salí de casa y no tardé en ver a Pamela, que llevaba una camiseta rosada y unos pantalones verdes. Nos saludamos y fuimos al centro. Pasamos el tiempo hablando y bromeando. Al cabo de una hora miré al cielo y me di cuenta de que iba a empezar a llover en cualquier momento. Estaba de un color plomizo y parecía que las nubes iban a caer sobre nosotros en breves momentos. Seguimos andando hasta que Pamela confirmó lo que yo llevaba sospechando bastante tiempo.

-Alguien nos sigue.

-Ya lo sé- me giré y vi cómo un chico de cabello castaño apartaba la mirada de nosotras. Le miré seriamente, pero no sé si se percató de mi mirada. Si lo hizo, no dio muestras de ello. Seguimos andando como si nada, evitando calles poco concurridas y aprovechando las horas de luz que quedaban. Hasta que, una hora más tarde, el chico seguía detrás. Me giré, alerta y vi que el chico me miraba. Hizo ademán de irse pero negué con la cabeza.

-¿Quién eres?- le pregunté, en un tono bastante más áspero de lo normal. impaciente, esperé su respuesta examinándole de arriba a abajo. Reprimí una sonrisa al ver que iba vestido de mimo.

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