Y entonces entiendes que no quieres ser
una más, que no quieres pasar a formar parte de una sociedad tan
extremadamente estereotipada como lo es el mundo donde vivimos. Te
das cuenta de que no quieres estar en un grupo por tu físico ni por
cómo tengas que fingir ser. Quieres ser quien a ti te dé la gana
sin que nadie te critique sabiendo que, si lo hacen, te dará igual.
Si se ríen de ti por no llevar esas camisetas cortas, por no
maquillarte, por ser una persona que prefiere la calidad a la
cantidad, entonces, dales la razón. Sonríe y levanta la cabeza,
déjales ver que te da igual lo que piensen de ti. Eres como eres, y
no van a cambiarte, por el simple hecho de que sabes que hay gente
que te aprecia por tu forma de ser. Y si van a meterse con tus
amigos, por ser diferentes, ríete. Déjales saber que si se ríen de
ellos por no ser como la sociedad quiere, a ti te da igual. Que sepan
que te enorgulleces de no ser otra copia mal hecha, sino una
diferencia bien marcada y definida. Eres alguien con unos gustos
claros, que no se deja doblegar por las insistencias de personas
acostumbradas a la rutina estereotipada en la que la vida a menudo queda convertida la vida.
Así que, venga, alza la cabeza, saca pecho y siéntete orgullosa de ser quien eres, sin que nadie te menosprecie, sin ser más que nadie. Simplemente, siendo tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario