¿Recuerdas cuánto solía gustarme jugar a todos esos videojuegos? Sigue haciéndolo. No dejes que comentarios absurdos y sin sentido te hagan dejar una de tus pasiones. Encuentra el momento, disfruto como yo lo hago hoy en día, porque no tiene precio hacer lo que realmente te gusta sin miedo de que te digan algo.
¿Recuerdas a aquellas personas que te dieron los mejores momentos de tu vida? La familia, que te apoya incondicionalmente, seas lo que seas, hagas lo que hagas- Y los amigos. Esos amigos que tenías cuando eras una adolescente sin demasiadas preocupaciones. Esos amigos que te sujetaban cada vez que llorabas, que estaban a tu lado cada día, y espero que cuando vuelvas a leer esto, al menos alguno siga por ahí, porque la sola posibilidad de perderlos es algo que duele demasiado.
¿Recuerdas cuánto solía gustarme escribir? Seguramente. Pues, por favor, coge ahora mismo lápiz y papel, y escríbele una carta a tu yo pasada, a la misma que te escribió esto, para ayudarte a salir adelante sea lo que sea que estés pasando ahora mismo. Saca el sentimiento que has dejado de lado, vuelve a disfrutar trazando palabras en un cuaderno, vuelve a sonreír y a llorar al ver los textos que escribiste con tanta anterioridad.
Pero, sobre todo, disfruta tanto como yo he disfrutado escribiéndote esto.
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